4 Junio de 1893
Por fin ha llegado el gran día.
La mañana ha amanecido lluviosa, pese a lo cual se ha podido celebrar la
procesión del Corpus posiblemente más numerosa que se haya visto en Pamplona.
Con que devoción ha asistido tanta gente del pueblo como cogiendo fuerzas para
lo que se avecinaba después.
A las tres ha
comenzado la manifestación, pero ya media hora antes los cafés, fondas y
posadas eran un hormiguero. Toda esa multitud nos hemos ido desplazando hacia
La Plaza de Castillo, actual de La Constitución, donde se respiraba un intenso
sentir fuerista.
De pronto ha salido
de la Diputación el cortejo entre el delirio de la multitud, mientras todo el
mundo se movía buscando su respectivo estandarte que le representaba, el de su
pueblo, merindad, distrito, asociación cultural, recreativa, literaria,
deportiva, profesional. Es decir la sociedad navarra en pleno.
Allí estaban
orgullosos los alcaldes y ayuntamientos de todos los pueblos, con sus insignias
y banderas.
Finalmente se ha
abierto paso a duras penas el Ayuntamiento de Pamplona, en corporación
presidido de los maceros y alguaciles vestidos de gala. Y como colofón se ha
presentado la Diputación presidida también de sus maceros, uno de los cuales
llevaba las cadenas que nuestros antepasados consiguieron en las Navas de
Tolosa y que figuran en nuestro escudo. Aquí han arreciado los gritos de ¡Viva
Navarra!, ¡Viva los Fueros! Y ¡Viva la Diputación!
Todos bien apretados
nos hemos dirigido hasta el Gobierno Civil donde han subido la excelentísima
Diputación Foral y los alcaldes siendo recibidos por el gobernador mientras la
multitud gritabamos jocosamente “Que baile Gamazo”.
El señor Eseverri
presidente de la Diputación foral ha presentado la protesta foral y ha
solicitado la retirada del artículo 17 del Proyecto de Ley de presupuestos, el
contrafuero de Gamazo.
El señor gobernador ha dicho que estaba dispuesto a hacer a favor de Navarra cuanto esté de su
parte.
Finalmente la
impresionante manifestación se ha ido disolviendo sin provocar ningún
incidente, pero nos hemos quedado llenos de fervor fuerista y de defensa de
nuestras tradiciones, instituciones, usos, costumbres y leyes, es decir de
nuestros venerandos Fueros y nuestra amada Navarra. Ha sido impresionante. Una
jornada para la historia. Un deber cumplido.
Seguro que la prensa
nos trae crónicas sabrosas de esta “Gamazada” que espero sepamos transmitir a
nuestros hijos y nietos.
¡Viva Navarra!. ¡Viva los
Fueros!.
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